Son sustancias que, al entrar en contacto con el aire, liberan compuestos químicos capaces de afectar el funcionamiento normal del cerebro. Se consumen aspirando sus vapores por nariz y boca. El efecto más característico se asemeja a un estado de embriaguez (habla confusa, lenguaje ininteligible, visión borrosa y dipoplia, desorientación) con sensación de “flotamiento”.
Contribuyen a disminuir el hambre y el frío, generando un estado de indiferencia frente a ambos.
La intoxicación suele estar acompañada de alucinaciones. El consumo crónico de inhalantes genera daño del nervio óptico y lesiones en el sistema de equilibrio del cuerpo, lo cual imposibilita caminar de forma estable. Asimismo, provoca pérdida progresiva de las principales funciones intelectuales (pensamiento, memoria, aprendizaje) y de la audición.
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